Barcelona implanta un nuevo modelo de gestión de los residuos basado en la economía circular para mitigar la crisis climática. Para ello, impulsará acciones para la mejora de la recogida selectiva, especialmente de la materia orgánica, y con ello fomentar una cultura del consumo centrada en hacer de los residuos un recurso.
La recogida selectiva está estancada desde hace años en el 38%, lejos del 55% que marca la Unión Europea. Hoy, un barcelonés genera de media 483 kg de residuos anuales, aproximadamente 1,35 kg por día. Las nuevas acciones, como el despliegue de la nueva contrata de residuos a partir de 2022, están destinadas a reducir la generación de residuos por debajo de los 1,20 kg por habitante y día, llegar a unos niveles de reciclaje del 60 % de los residuos urbanos y lograr una recogida de calidad de la fracción orgánica.
Otra acción para incrementar la recogida selectiva y reducir emisiones, en cumplimiento de las normativas europeas y del Programa Metropolitano de Prevención y Gestión de Recursos y Residuos Municipales, será aumentar la tasa de recogida de residuos generados en los domicilios particulares. Por otra parte, el nuevo impuesto ambiental, que entró en vigor el pasado mes de julio, se computa en la factura del agua y se destinará a cubrir los costes de estos nuevos sistemas de recogida. Además, con la tarjeta gratuita de usuario de los Puntos Verdes es posible obtener hasta un 14% de bonificación de esta nueva tasa.
Las ciudades consumen el 75% de los recursos naturales y generan el 50% de los residuos municipales y entre el 60 y el 80% de las emisiones de efecto invernadero globales. En Barcelona, la gestión de los residuos municipales es responsable del 10,4% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Separarlos en primera instancia logra reducir a su vez los costes económicos globales de gestión, que recaen en los municipios.