El turismo nacional ha sido menor este año que el anterior, pero mucho mayor que el internacional. Los ciudadanos españoles han apostado, mucho más que otros años, por el turismo rural, visitando en mucha mayor medida zonas del interior y norte de España.
Los destinos adonde los españoles han viajado este verano son los que mejor se han sostenido en una temporada marcada por la incidencia la COVID-19. La última estadística publicada por el INE sobre pernoctaciones hoteleras de julio revela que el sector se sostiene de momento gracias al turismo nacional. Las zonas rurales, hasta ahora menos expuestas al contagio, han logrado esquivar mejor el golpe del turismo este año, e incluso han salido beneficiadas de la situación. El claro ejemplo es el norte de la Península, donde el año pasado en conjunto sumaban solo el 7% del total de las pernoctaciones hoteleras del mes de julio, pero donde este año la cifra alcanza el 15,1%.
Por regiones, Asturias lidera el crecimiento del turismo rural, pasando de un 1,2% a un 3,5% del total de las pernoctaciones. En Galicia casi se duplica, pasando de un 2,8% del año pasado al 5,2%. De la misma forma ha ocurrido en el País Vasco, que roza el 3%, mientras que Cantabria ha pasado de un 1,1% a un 2,6%, e incluso en Navarra, donde el año pasado las pernoctaciones totales apenas alcanzaban en 0,5%, este año han duplicado la cifra.
El interior de España también ha vivido ese incremento de la demanda. Castilla y León, una zona poco turística habitualmente, duplica este verano su demanda hasta concentrar el 3,7% del total de las noches de hotel. Y con Castilla-La Mancha se produce el mismo incremento, si bien supone el 1,6% del total.