Reino Unido ha impuesto un veto turístico que someterá a una cuarentena de catorce días a todos los viajeros que lleguen al país procedentes de España. La medida amenaza con colapsar del todo la ya complicada campaña de verano, en la que el sector del turismo se juega su supervivencia y la pérdida de más de 43.000 millones de euros, según calcula Exceltur.
El mayor turoperador europeo, el grupo anglo-alemán TUI, ha cancelado sus rutas a la Península hasta el 9 de agosto, aunque sí seguirá volando a Canarias y Baleares. La titular de Exteriores, Arancha González Laya, defendió ayer la “especifidad” de los archipiélagos, “territorios muy controlados y donde los datos epidemiológicos están muy por debajo de los del Reino Unido”, con el fin de persuadir al Reino Unido de que los excluya de la nueva norma.
Los británicos son el mayor mercado emisor de turistas para España, incluso por delante de alemanes y franceses. Según datos del INE, más de 18 millones de viajeros procedentes del Reino Unido visitaron España en 2019, gastando cerca de 18.000 millones de euros. Un contingente de turistas del que dependen especialmente Canarias, la Costa del Sol, la Costa Blanca y Baleares.
Las patronales turísticas de estas regiones han mostrado su “decepción” con la decisión del Reino Unido, que muestra a España como un destino peligroso para todo el mundo. Ángel Víctor Torres, presidente de Canarias, ha pedido instaurar corredores turísticos “seguros” con Reino Unido y ha señalado que continúa “trabajando de forma intensa” para que se levante la cuarentena a las islas. Ximo Puig, presidente de la Comunitat Valenciana, ha asegurado también estar haciendo gestiones con el Gobierno británico para que revoque la medida, “que no parece justificada con los objetivos existentes en la actualidad.”
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